2/5/11

¿chicha o coca cola?

Imagine usted que está disfrutando de un delicioso aperitivo en un restaurante criollo, de pronto en la mesa de al lado toman asiento una pareja de extranjeros, el mozo se dispone a tomar el pedido y escucha que este les ofrece como bebida una coca cola (pensando tal vez que se sentirán cómodos con esta ya que “les resultará familiar”).
Desde hace algunos años se ha puesto en manifiesto la voluntad del peruano de hacer respetar su origen (el recordar que esta fue la pionera de Sudamérica en los tiempos del Tahuantinsuyo y ya no verse como cultura subordinada o con ansias de pertenecer al “linaje” europeo o norteamericano) y cultura (sentir que la pluriculturalidad que ofrece el Perú es una riqueza antes que un fenómeno diferenciador entre los pueblos) para verse como un país que hace esfuerzos desesperados para salir del subdesarrollo en que se encuentra, buscando resultados alentadores y de cierta manera obteniéndolos.
Sin embargo esta tendencia no es adoptada por todos, aún son muchas las personas que no conciben a un Perú cada vez más próspero, ya sea por falta de información, falta de oportunidades, por una situación económica precaria o simplemente porque no lo ven de esa manera.
Existen muchos problemas o fenómenos sociales que contribuyen a esta desmotivación del peruano tales como la centralización, la cual hace más grande la diferencia entre la capital y los demás departamentos a nivel educativo y tecnológico; o la corrupción, una de las principales causales de desigualdad que mantiene el poder completamente parcializado.
Definitivamente existen motivos para que muchas personas discrepen sobre la actual coyuntura que atraviesa el Perú, pero ejemplos como la ya multinacional AJE PERU, el esfuerzo realizado por los grupos CREDITO e INTERBANK, nuestra gastronomía (ya catalogada como patrimonio cultural de las Américas) así como nuestro Machu Picchu y demás atractivo turístico nos hace flaquear en pensar que nuestro Perú no es un lugar con oportunidades.
Entonces, consideremos la actitud del mozo de quien se habla en el encabezado de este artículo y seamos capaces de ofrecer lo nuestro porque estamos orgullosos de hacerlo, seamos capaces que en lugar de ofrecer una coca cola a nuestros turistas, que en la mayoría de casos son nuestros clientes, podamos darles el gusto de poder saborear un buen vaso de chicha morada.

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